En una tranquila tarde de otoño;
así reflexionaba una hermosa osa parda..
de nuevo se aproxima la hora de desplazarme a la montaña;
a buscar una cálida cueva para hibernar.
Voy convencida de que la montaña no es mi madre..
paro si la que guarda mis pobres huesos
hasta que este gélido invierno pase..
esta montaña piadosa recoge mi carne y yo me olvido...
Nuevamente veré sobre la cima de esta ya mi montaña;
sobrevolar a su majestad el águila real,
el corzo y el venado con su escandalosa berrea..
haciendo alardes de Don Juan para conquistar a su pareja.
También se ven restos en estas cuevas,
que en su tiempo de ocio adornaron con sus pinturas
para dejar testigos de su historia el hombre primitivo..
que le sirvieron de hogar para protegerse del frío...
Hoy ya han pasado millones de años,
la montaña se encuentra como fuera del tiempo
y no sabe mucho de nuestra vida..
pues sólo habitamos sus cuevas para pasar el invierno...
Yo e venido por duodesima vez
a pasar este frío invierno y casi como rutina;
me enrosco y me olvido de todo y de todos..
seguiré sola y cuando pase el deshielo..me tocare
y si aún respiro..pensare que no soy un trozo de montaña..!!
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