lunes, 30 de enero de 2012

¡Estas montañas son: los pechos de una doncella acostada!!


En las noches cuando el tupido velo cae sobre mi frente
y mi alma con la metamorfosis se convierte en una paloma
y mi mente fantasea como la de cualquier niño...

Se pone las alas de un ángel, coge su mochila
y con un ligerisimo equipaje,
se dispone a cruzar  cielo, montañas y mares;
y casi siempre termina en el pico más alto
de estas dos montañas, que se identifican
con los pechos de una madre...

Desde esta posición privilegiada,
me imagino ser un pequeño diocesillo 
que maneja las nubes con su mano, la luna, el sol
y todas las galaxias a su antojo...

Ordeno abrir las puertas del cielo, para ver
a mi mamá a la diestra del todo poderoso,
como me observa y descansa...

Mientras yo juego como cualquier otro chiquillo 
con mi paraíso _mecido con el viento_
como si fuese una cometa que manejo con mis manos...

¡Oh! pero cuando viene la aurora y me despierta
el dulce trino de mi alondra madrugadora,
a poner orden, cordura y cada cosa en su sitio..
Me quedo tan desconcertado; que sólo deseo que llegue
la noche de nuevo, para seguir con este dulce sueño!!!.

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