Qué ingrata es la vida sin estar contigo
¡Compañera!!
De ti y las circunstancias de pende que la luz
sea azul y clara para alumbrar el destino
por este camino de subidas y bajadas diario.
Voy caminando compañera;
ajeno a las piedras y al romero del camino para verte;
pues muy bien sé yo lo que te quiero:
ciegos y condecorados son mis ojos,
más nobles y más sencillos que un pájaro con frío.
Al monte me echaría como si fuera un bandolero,
por tus ojos que desde el día que los mire
caí en sus redes sin remedio prisionero.
Hay que tener más rabia que un león,
más paciencia que un perezoso,
más frío y más pacifico que un glaciar entero;
para tenerte en los brazos
y no beberse tu cuerpo como se bebe el agua
las arenas del desierto....
Yo aquí me paso los días entre mis papeles y mis lamentos
y tú allá en la otra esquina del pueblo,
luciendo tu piel morena acariciada por el viento,
mientras la sangre en mis venas va subiendo por momentos;
para que se ensanche mi corazón
mientras llega nuestro encuentro...!!
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